Del humor de los Hermanos Marx al de Ernst Lubitsch



El humor más disparatado y el más refinado de las películas norteamericanas de los años 30 y 40 van a mirarse de frente en los teatros de Madrid. El Fígaro Adolfo Marsillach estrena este miércoles 'La verdadera historia de los Hermanos Marx', mientras que el 11 de septiembre llegará el turno de 'Ser o no ser', basada en la célebre película de Ernst Lubitsch, en el Alcázar.

Ambas obras tienen en común, aparte de sus raíces cinematográficas, el sello de la compañía Teatro Meridional de una manera u otra. En el caso de la primera porque es una producción de la veterana formación madrileña, con la autoría de Julio Salvatierra y la dirección de Álvaro Lavín, y en el de la segunda con la participación de ambos, que son el adaptador y director, respectivamente. Las dos obras, son además, "un homenaje al cine", según Salvatierra, y a unas personas que hicieron reír a espectadores de todas las partes del mundo con sus maneras diferentes de concebir el humor.

"Aunque la vida de los hermanos da para diez películas, no hemos querido hacer una obra biográfica, sino un homenaje a los personajes que todos conocemos". Por ese motivo, Salvatierra se ha centrado en las películas de los Marx, desde las primeras que en realidad eran "una traslación a la pantalla de sus espectáculos en Broadway" hasta las últimas, aunque el dramaturgo ha bebido sobre todo de "las rodadas en la época de La Metro con Irving Thaler, que contaban con un guión estructurado y no eran sólo una sucesión de gags".

De ahí ha tomado Salvatierra imágenes conocidas por todos. Así por la obra desfilan escenas que no pueden faltar en cualquier historia sobre los Marx, como la desternillante del camarote, y otras no tan famosas pero también muy divertidas que muestran cómo las gastaban los hermanos. Pero la obra no se queda en una recreación escénica que recordara momentos graciosos.

Salvatierra ha querido trasladar a las tablas el sello de los cómicos. El autor buscó desde el principio escribir un texto que tuviera elementos genuinos de los Marx, con las "escenas que rompieran la acción de la obra, diálogos absurdos y juegos lingüísticos" que había en sus películas.

Esos elementos los ha incardinado en una trama general que, aunque parte de un asunto real, tiene su buena dosis de disparate. Así la obra comienza con la desclasificación como secreta de una película que hizo el FBI sobre los hermanos después del espionaje al que sometió a Groucho, investigación que sí tuvo lugar a mediados del siglo pasado, por supuestas ideas izquierdistas. La previsible difusión de la cinta lleva a los hermanos a salir del limbo y volver a la vida terrenal para impedirlo.

De impedir otros planes, los de Adolf Hitler en la Polonia ocupada por los nazis se encargarán los personajes de 'Ser o no ser'. La obra es el segundo homenaje de Salvatierra al cine de los años 40. En esta ocasión el autor ha adaptado la genial película de Lubitsch para un montaje escénico que llegará al Alcázar en septiembre. La producción, en la que también han intervenido los demás componentes de Meridional, cuenta con un reparto encabezado por Amparo Larrañaga y José Luis Gil.

Los dos actores interpretarán un montaje que ha pasado por varias versiones hasta dar con la final. La adaptación es "fiel al original, a los diálogos y los personajes" de la película. No ocurre así, como es evidente, con las múltiples localizaciones que había en la cinta, pero que Salvatierra creen que han conseguido trasladar al escenario de diferentes formas, entre las que figura el vídeo. "Lo usamos no sólo para las transiciones teatrales, también de una manera cinematográfica y escenográfica que nos permite mucho juego escénico", señala el adaptador.

Como lo hay en el original. Tanto que ha hecho pensar a muchas personas si la película no estaba basada en una obra teatral, gracias a una carpintería perfectamente construida y que convirtió los diferentes escenarios de la película en la tramoya de "una obra redonda, perfecta" por la que deambulaba una 'troupe' de actores que se servían de sus dotes interpretativas para cambiar la historia del mundo.

Fuente: Rafael Esteban (www.elmundo.es)

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