Crimen, pasión e intriga en 'Acreedores'


Acreedores es una tragicomedia en la que se destaca el poder de la palabra y la más reconocida del dramaturgo August Strindberg. En ella, se muestra el efecto de las emociones y los fantasmas del pasado a través de magníficos diálogos. La pieza es autobiográfica, pues Strindberg se inspiró en el matrimonio con su primera mujer, Siri von Essen.

La obra es un reflejo de las pasiones del ser humano desde el punto de vista más violento. Plasma impulsos tan bajos como los celos y lavenganza. La intriga se produce en un entorno de relaciones de amor-odio, dependencia y rebeldía y se centra en el triángulo amoroso de tres personajes: Gustavo y el matrimonio conformado por Adolfo y Tecla. Gustavo ve la posibilidad de vengarse de Tecla, su ex mujer. Se acerca a Adolfo como un nuevo amigo y le siembra dudas con respecto a su matrimonio con Tecla, protegido por el anonimato que le otorga su reciente amistad con el actual marido de su ex. Los celos surgen con premura y el caos interno -invisible- conduce a un final fatal.

La escenografía de Acreedores lanza a los personajes al centro de la vorágine. Dos sillas, una mesa, un marco de suelo y otro de fondo. "La propuesta espacial es muy cercana al espectador", explica el director, quien ha buscado esta distribución para intensificar la percepción de las acciones. Ésta fue la parte quizás más fácil.

El trabajo más arduo fue "conseguir la bipolaridad de los personajes a la hora de buscar la acción", explican Velasco y Ángeles Paez, productora y protagonista de la obra. Y es que "para Strindberg, más allá de la bondad o la maldad del ser humano, el mundo estaba enfermo. Lo que hace tierno al autor es que se parece desorientado: su inmensa sensibilidad era muy grande para el mundo en el que vivía", coinciden la actriz y su director.

"Quisimos montar Acreedores porque la obra se ideó en un punto de inflexión entre el teatro clásico y el teatro del absurdo y de la crueldad, mucho más contemporáneos", explica Velasco. La productora, Ángeles Páez, quien también protagoniza la pieza, añade: "Leímos más de 30 obras buscando una comedia, pero Acreedores nos tenía enganchados". Y es que es una obra profunda, que impacta y sacude, pero que además engancha. "Ha sido el proceso más complicado y más duro de mi carrera", afirma Velasco, "pero no por los actores, sino por la obra, que es terriblemente complicada. Nos hemos peleado mucho con ella, en el buen sentido de la palabra, para poder comprenderla e interpretarla". Mucha tela que se dejará ver, o se esconderá, sobre las tablas.

Font: Isaura G. Fontcuberta (www.elmundo.es)

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