"Antígona hoy estaría en el 15-M"


Antígona es la gran protagonista de la edición actual del Festival de Teatro Clásico de Mérida, especializado en textos grecolatinos y sus derivaciones, desde que lo inaugurara Margarita Xirgu en 1933. Se ha visto ya la Antígona de Mérida recreada por el dramaturgo extremeño Miguel Murillo, que abrió la muestra el pasado día 8. Se verá la que ha versionado el también autor teatral José Ramón Fernández a partir del 11 de agosto. Y se está viendo, hasta el domingo 31 de julio, Antígona del siglo XXI, una inteligente y brillante propuesta de Isidro Timón y el director Emilio de Valle que está dejando fascinado al público y a la crítica, no sólo por su acertado y preciso trabajo, sino también por la interpretación de un puñado de grandes actores puestos todos al servicio de esta tragedia que creara Sófocles (496- 406 a.C.).

Entre los actores está la joven y creíble Anna Allen como Antígona, el siempre soberbio Chete Lera, como Creonte y otras importantes aportaciones de Carolina Solas, Chema de Miguel, Jorge Muñoz, Carlos javier Pérez Arroyo, Montse Muñoz nacho Vera, entre otros. A todos ellos quizás habría que sumar el acierto de haber recuperado el bello espacio de la Alcazaba para recibir espectáculos de importante formato, como este, y no sólo el grupo de atractivos monólogos en los que están participando profesionales como Félix Gómez, Miguel de Arco, Carmen Machi y otros muchos.

Viendo el montaje de Del Valle se entiende perfectamente que Antígona haya pasado a la historia, como una de las obras del periodo grecolatino más bellas e impresionantes. El Festival de Mérida no recibió a esta heroína en el Teatro Romano hasta 1971. La última es la de este director prestigiado en los circuitos del teatro alternativo madrileño, donde con su grupo Producciones Inconstantes, realiza una gran y realmente constante labor escénica que transita tanto por autores clásicos como contemporáneos.

Obra aporta verdad y sencillez

Del Valle asegura que en su Antígona no es un objetivo aportar novedad, sino verdad y sencillez: "Nos hemos centrado en contar la historia del enfrentamiento entre una cría y un adulto, dos cabezotas sin duda, pero en una relación de desigualdad clara. Y lo hemos hecho desde el actor-actriz y el texto, dos argumentos tan antiguos como el teatro". El director de teatro que ha huido muy conscientemente de todo tipo de espectacularidad.

Ha respetado mucho a Sófocles, ha tomado de Anouilh el personaje de la nodriza y ha reescrito el personaje de Tiresias: "Hoy, los adivinos no son creíbles, pensemos en Rappel, etc. Vimos que lo más parecido a un Tiresias, desde la contemporaneidad, es un tipo capaz de hacer lecturas del presente y del futuro inmediato desde el conocimiento y la experiencia, y, así, surge la idea del reportero gráfico, alguien que ha visto mucho y, en función de ello, es capaz de anticipar lo que va a ocurrir. No es magia, sino experiencia, no es un don divino, sino conocimiento".

Del Valle tienen claro que es un montaje para la gente joven porque las estrategias de puesta en escena, así como la versión de la obra, beben de los lenguajes actuales: "Contamos la historia despojada de la retórica de Sófocles, tan alejada de nuestra época, y hacemos teatro, no ejercicios de filología. Antígona, hoy, estaría manifestándose en la Puerta del Sol". Al mismo tiempo analiza el por qué de esa absoluta vigencia del texto de Sófocles: "El conflicto entre el poder político, siempre desmedido, y el ciudadano, la familia y las leyes ancestrales, es inherente al modelo civilizatorio occidental (también otros). Pero, además, Sófocles plantea el conflicto entre Creonte y Antígona, un hombre y una mujer, un conflicto de género, y nos habla del dinero como principio de la corrupción, y de la necesidad de enterrar a tus muertos, de no usar a los muertos como castigo de los vivos, nos habla del hombre como centro de la creación que, a pesar de ser extraordinario, no ha podido vencer a la muerte, nos habla de la ambivalencia del amor, y... Sófocles, Shakespeare, Calderón son genios".

Pincelas del siglo XXI

Lo curioso es que la actualización de esta Antígona, a la que para dejar las cosas claras se ha añadido "del siglo XXI", son unas pinceladas apenas reseñadas y una parte del vestuario. Pero el director aclara la sutileza: "Hay dos razones de peso. En primer lugar, Sófocles ya es de suyo suficientemente actual, y por tanto, unas pinceladas bastan para reubicar el contexto histórico. Y, en segundo lugar, unas pinceladas son asumibles desde la verdad del trabajo del actor. Más allá de unas pinceladas estaríamos pidiendo al actor que dijera un panfleto y que fuera orgánico, lo cual, además de una putada, es sencillamente, imposible. Si hubiéramos incidido en la extensión de los argumentos nos habrían imputado, y no sin razón, excesos verbales, literatura y panfleto".

En cualquier caso Emilio del Valle tiene claro que todo esto de la universalidad de los textos clásicos sonaría menos casual, más cercano, si pensáramos en el conflicto socio-político creado a raíz de la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, lo que para algunos no es más que una historia de Antígonas contemporáneas : "Lo que es bueno para unos, los que no consiguieron enterrar los restos de sus muertos, es malo para otros que, habiendo enterrado a los suyos, teniéndoles presentes hasta en el callejero de sus ciudades y pueblos, en los muros de sus iglesias, entienden que buscar y desenterrar a los desaparecidos es algo así como reabrir heridas. Es probable que teman que los muertos hablen. Como Creonte".

Un Creonte que es aclamado después de cada representación en esta versión en la que el personaje es abordado por Chete Lera, uno de los grandes actores secundarios del cine español contemporáneo y uno de los intérpretes más reconocidos del teatro en nuestro país. Asegura que lo que aporta este Creonte, con respecto a otros, ya sean fieles o no a Sófocles, es contemporaneidad: "Nos habla de cómo cuando se accede al poder quien lo consigue siempre cree que lo está haciendo bien, que ordena mejor que nadie, y antes o después lo está haciendo fatal y se está quedando solo; desgraciadamente eso también pasa hoy, y lo digo desde la que fe que siempre he tenido en los políticos, a los que nunca he dejado de votar", comenta el actor, quien reconoce que en este montaje se está hablando de la memoria histórica: "Es incomprensible que la gente se enfade porque haya quien quiera tener enterrados a sus muertos y llevarles flores. Yo lo hago aún con mi padre que murió hace años, pero cuando voy a Corcubión sigo visitando su tumba, y allí estoy con él, ¿por qué tanto miedo a eso?; hay que mirar hacia delante, pero no se puede dejar atrás lo que llevamos en la mochila, no podemos olvidar quienes fuimos", concluye Lera quien se convierte en un momento en interrogador de quien le pregunta y dice: "¿O acaso usted no se acuerda de lo guapo que yo era?".

Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)

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