'Macbeth' de holografía


"A Shakespeare no se le conoce nunca. Una vida no es suficiente para estudiar su obra y su mundo". Lo dice Helena Pimenta, una especialista en el dramaturgo inglés, que acaba de montar su más arriesgado e innovador trabajo, Macbeth. La producción, que llega con el sello de su grupo, el Teatro URque está recorriendo España y los festivales de teatro clásico durante este verano, y se estrenará en el Teatro Canal de Madrid a finales de noviembre.

Este nuevo Macbeth es espectacular y sorprendente. El espectador queda apabullado ante los 40 cantantes (parecen más por efectos visuales) del 'Coro Voces Graves' de Madrid que inician la obra, y vuelven en momentos claves, y los 20 personajes infatigables, además de dos caballos. Lo curioso es que todo este material humano y animal no está de cuerpo presente, sino en unos vídeos que se proyectan en mitad del escenario con una técnica especial (como holografías) que da la sensación de relieve y de realidad, una técnica empleada en arquitectura para mostrar construcciones inexistentes.

Sobre la escena únicamente se mueven siete actores que, a excepción de Macbeth, Lady Macbeth y Malcolm, se multiplican en otros tantos papeles. En ocasiones, la complicidad es tal entre los actores de carne y hueso y los filmados, que hay escenas en las que dialogan los unos con los otros. "Ha sido una experiencia hermosa y muy dura en busca de un lenguaje nuevo. Hemos tardado un año en ultimar la obra y trabajado con mucho cuidado. El vídeo puede ser peligroso y había que buscar el equilibro entre técnica y emoción, sin perder el aliento y la conexión con el público", dice Helena Pimenta, que estrenó la obra a finales de junio en Sevilla y está actualmente en rodaje. Acaba de pasar por Santander(dentro de las actividades culturales de la Universidad Menéndez Pelayo), por Olmedo y este fin de semana se representará, con coros en vivo, en el Festival de Teatro Clásico de Olite.

"A pesar de la fuerza de Lady Macbeth, este drama es una obra de hombres, una obra compleja en la que yo he tratado separar el mundo real del mundo ficticio, el mundo de los sueños y los temores. Todo lo que está en la cabeza de Macbeth, y que Shakespeare personifica, es el mundo que se refleja en el vídeo", dice Helena Pimenta, que señala que José Tomé, el actor que encarna al personaje principal, ha sido el encargado de dirigir la producción visual.

Macbeth, en cierto modo, se puede definir como la suma de una película y una representación teatral, que a veces se intercomunican, y donde se añade un coro de voces (que interpreta pasajes de la ópera Macbeth de Verdi), que actúa a la manera de los coros del teatro griego.

Helena Pimenta, que en septiembre se hará cargo del Centro Nacional de Teatro Clásico, es una de las directoras más premiadas de España. Proviene, sin embargo, de la filología francesa e inglesa, y fue profesora en un instituto de Rentería. Allí tuvo su primer contacto activo con William Shakespeare, al realizar un pastiche llamado Xespir, un compendio de las obras del dramaturgo inglés destinado a sus alumnos.

Después de esta experiencia, y una vez que dejó la docencia, se dedicó de llenó al teatro, donde ha montado una decena de obras suyas, tanto dramas como comedias. Incluso realizó, en 2006, una versión de Macbeth para un grupo gallego que no tiene nada que ver con el que presenta ahora. "Si no existiera Shakespeare, habría que inventarlo. Tiene un conocimiento muy profundo de la persona; es capaz de entrar, como nadie, en los recovecos del alma humana y emplea un lenguaje muy novedoso para su época, un lenguaje que es realista y poético a mismo tiempo", apunta Pimenta, que se confiesa una enamorada del genio inglés, al que le considera, y así se consideraba en su época, un autor popular.

Pimenta ha montado una decena de obras de Shakespeare, desde Romeo y Julieta a La comedia de los errores, y cada una de ellas ha sido una indagación, y un camino hacia la madurez y hacia El rey Lear, una de las obras mas complejas del autor inglés, a la que, algún día le gustaría enfrentarse. "Con Shakespeare tengo una sensación de eternidad. Algo que no se acaba nunca. Incluso, las mismas obras, con el tiempo cambian. Las voy viendo de otra manera".

Fuente: J.M. Plaza (www.elmundo.es)

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