Miserias universales

Suma de desafíos. Enfrentarse a Shakespeare y su Macbeth y convertirse en la nueva responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Éste fue el reto que se le presentó a la directora teatral Helena Pimenta (Salamanca, 1955) y que, transcurridos unos meses, ya puede mirar con una sonrisa.


"Estoy muy satisfecha porque he conseguido encontrar el equilibrio. En Ur (su grupo de siempre) he visto cómo todo iba a seguir adelante, así que he podido llegar y apasionarme con la Compañía. Puedo aportarle lo que sé, que viene de un equipo que ha creído siempre en el trabajo artesanal del teatro".
Pero lo que le trae a la Sala Verde de los Teatros del Canal (hasta el 18 de diciembre) es el asesino del rey de Escocia, una apuesta que desde el Medievo sitúa en los años de la Gran Guerra y que acompaña de imágenes que dan la sensación de las tres dimensiones. Todo ello acompañado de la música de la ópera homónima de Verdi y las melodías del Coro de Voces Graves de Madrid.
Siete actores (José Tomé y Pepa Pedroche interpretan a los protagonistas) encarnan la ambición desmedida y la traición que denuncia el de Stratford-upon-Avon y que sitúa en la Escocia de tiempos remotos. Pero que bien podría suceder hoy mismo. Y mucho más cerca.
"Esta obra es hermosísima, te desborda con una catarata de imágenes y sugiere la violencia pero, en definitiva, lo que sugiere es el alma humana". ¿Y puede ser una medicina para los males de nuestro tiempo? "Absolutamente. Uno de los peores peligros, y que ahora veo muy presente, es el miedo. Tenemos miedo a perder nuestra juventud, a que no nos quieran... vivimos dominados por el miedo como también lo hacía Macbeth. Y este miedo le domina porque prefiere seguir su ambición sin ningún límite moral. Y así se lo mostramos al público. El mal se mira de frente. Así que una obra supuestamente terrible, a mí me ha dado un optimismo enorme".
Fuente: Virginia Hernández (www.elmundo.es)

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