Un superventas literario a escena




En la historia del cine, del teatro y sobre todo de la literatura, hay un sinfín de ejemplos de enamoramientos -con toda la pasión y la carga erótica incluidas- surgidos y alimentados exclusivamente desde las relaciones epistolares. La propuesta del escritor austriaco Daniel Glattauer en su libro Contra el viento del norte (Alfaguara) se podría ver como una versión contemporánea, teñida de tecnologías, de ese género literario donde lo que fundamentalmente cambia son los tempos y la agilidad e inmediatez de las reflexiones. Esa historia, donde todo lo marca la oralidad, ha sido elegida por el director Fernando Bernués y su grupo Tanttaka Teatroa para ser convertida en carne de escena. Los protagonistas de esta historia nunca llegan a conocerse, aunque sostienen por e-mail un intenso encuentro electrónico que llega a convertirse para ambos no solo en historia de amor, sino en el revulsivo que les cambiará la vida. Bernués ha estrenado recientemente en el teatro Arriaga de Bilbao el montaje teatral de Contra el viento del norte, que tras recorrer el País Vasco en su doble versión euskera-castellano, iniciará ahora una gira por el resto de España.
Contra el viento del norte no es solo un superventas de calidad traducido a 37 idiomas: también está impactando en forma de radionovela y audiolibro, además de como montaje teatral, ya estrenado con gran éxito en 23 teatros de Alemania, Austria y Suiza. Muy pronto esta adaptación se llevará también a los escenarios de Italia, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.
La historia es la de una mujer joven, "felizmente casada" que parece aburrirse. Por azar entra en contacto por Internet con un profesor universitario, solitario, triste y con un inteligente sentido del humor. Planeando por encima de ellos se encuentra el marido de ella, que no quiere perder a su mujer. Joseba Apaolaza, Itziar Atienza y Kike Díaz de Rada dan vida a los frágiles seres de Glattauer, quien se ha convertido con este libro en un fenómeno editorial que ha conquistado dos millones de lectores y que lleva camino de repetir con la segunda parte de su relato, Cada siete olas.
"He tenido que buscar elementos que aíslen en un mundo frío, para dar la sensación de que estamos en un espacio indefinido y virtual con detalles humanos, con atmósferas diferentes, con un lenguaje lleno de transiciones que captamos a partir de la música, de dibujos y de la imagen real", señala el director Fernando Bernués, quien define el espectáculo como "un cómic urbano de soledades y encuentros". En su opinión, el montaje cuenta una historia sencilla "pero no simple, y desde luego no tiene dogma, ni mensaje, y cuestiona lo de que los e-mails son superficiales y banales". La obra -la literaria y la teatral- pone de relieve que, en el correo electrónico, lo íntimo, lo personal y lo pasional también tienen cabida.
Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)

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