Con el alma y el cuerpo zaheridos



Decir actor unido a la argentinidad, suele ser sinónimo de calidad y de prestigio. El que ya tenía en su Buenos Aires natal Miguel Ángel Solá cuando vino a España en 1988 para participar en el montaje que Lluís Pasqual hizo del shakespeariano Julio César. Con el tiempo se instaló de manera definitiva en Madrid hace casi tres lustros, donde tanto él, como la actriz Blanca Oteyza querían que crecieran sus hijas.
Ahora, tras varios acontecimientos que le han zaherido el cuerpo y el alma, el actor argentino es doblemente noticia. Los martes representa en el teatro Infanta Isabel de Madrid (solo durante seis martes) Como por un tubo, una tragicomedia telefónica que el actor rescata de otras aventuras escénicas en los años ochenta y noventa en su Argentina natal. De manera simultánea también debuta en la dirección con, Antes te gustaba la lluvia, un texto de la holandesa Lot Vekemans, autora en auge en Europa, que se puede ver, con Blanca Oteyza y Sergio Otegui, en el teatro Fernán-Gómez, de la misma ciudad, donde permanecerá hasta el 8 de abril.
Una obra en la que un matrimonio se reencuentra después de 12 años separados, tras no poder superar juntos un trágico acontecimiento. Aunque eso es la anécdota. De lo que realmente habla el montaje es de cómo enfrentarse a los acontecimientos que, queramos o no, esto de vivir termina poniendo delante: "Ella se aferra al pasado y él huye hacia el futuro; pero lo que cuenta es que la palabra tiene un poder sanador cuando se comparte y se quiere hacer bien al otro", señala Solá que ha puesto en pie esta historia dirigiendo a la que en las dos últimas décadas ha sido su mujer.
Mientras trabajaban estaban viviendo un proceso interno de separación, que culminó con una delicada situación personal de la que está saliendo gracias a haberse sumergido en otro espectáculo, en esta ocasión interpretado, dirigido, producido y escrito por él, aunque insiste en que ha sido una creación colectiva en la que además han intervenido Graciela Baquero, Daniel Giménez, Carlos Morera y Enrique Quintanilla, con los que comparte escenario, otras responsabilidades escénicas y una amistad.
"A mí no se me ocurrió la idea, fue a Dani, que me vio muy triste, muy despitado, desubicado y sin sentido. Me dijo ‘ponete a escribir’ y yo me limité a ir mandándole lo que iba saliendo". Tomaron como esquema básico para el espectáculo al que han llamado Como por un tubo, algo que Solá conoce muy bien, ya que este sería el trabajo número 18 que hace en torno a un personaje, a una historia de amor basada en hechos verídicos, "extraídos del monumental relato autobiográfico Vida, Obra, Sexo, y Arte, de Alberto Carlos Bustos, Municipal y Pájaro". Una suerte de curioso individuo en el que Solá trabaja desde hace décadas y que, al menos él, tiene claro que es real.
También se da la circunstancia de que la nueva producción se ha puesto en pie con la compañía La Típica en Leve Ascenso, que ha resucitado, después de muchos años, haciéndola cruzar el Atlántico para esta propuesta a la que también llama Comitragedia musical telefónica en dos actos, que narra los hechos desde un estudio radial en el Buenos Aires de 1950.

"Personaje trillado"

"Nos enfrentamos a un personaje que está trillado, que interpretamos todos, todos somos Carlos Bustos, alguien que tiene una vida perdedora y absurda; un hombre que responde a todas las frustraciones con un acto creativo, aunque pierde la memoria a menudo, pero los amigos le convencen de qué es, de quién es, le tararean sus canciones y le hablan de todas las cosas que han hecho. Nos hemos divertido mucho haciendo esta historia, tanto en Argentina como aquí". Solá asegura que la historia de Bustos es la de todos los que crean a escondidas: "O la de los que han querido crear y les ha costado mucho o de esa gente que descubren después de muerta. También es la historia de aquellos a los que se les niega por política o por creencia; Bustos por un lado es un eterno perdedor, pero por otro es alguien que festeja la vida a pesar de todo y él es parte de los sueños truncados de la gente; es un maldito con prestigio", señala el actor y director, quien tiene claro que el espectador que vaya a ver Como por un tubo se encontrará con un delirio que le divertirá.
Dice que este montaje es una suerte de filosofía que muestra la posibilidad que tiene uno de salir de las encerronas en que te mete la vida: “He tenido seis años difíciles en materia de salud, con mucha pérdida de vitalidad y de energía, y lo cierto es que la separación con Blanca me terminó de lastimar todo”, señala este actor que habla con esa voz suya, tan peculiar y atractiva, a modo de susurro. Cuenta cómo le da pereza empezar una vez más una vida desde cero, a punto de cumplir 62 años: “Sobre todo cuando has creído que tu vida estaba encaminada en una dirección, pero esa misma vida te da sorpresas y te va cambiando, ha sido fundamental para mí que mis compañeros de montaje me pusieran en movimiento, para que no me dejara caer más; me han hecho mucho bien”.
Al mismo tiempo reconoce que estando bajo el shock de la separación, puso en pie Antes te gustaba la lluvia y fue algo maravilloso: "Aunque parezca contradictorio lo cierto es que fue muy lindo y creativo trabajar juntos en plena crisis; siempre nos hemos llevado como los dioses en el terreno profesional y este trabajo es muy hermoso, ellos están muy bien en esa obra, Otegui es un grandísimo actor y la obra, que es difícil, cuenta una historia de amor bella". Solá, tan conocido y reconocido por sus trabajos en cine y televisión como actor, dice que en teatro siempre busca el reducto intimista a la hora de actuar: "No quiero quedar entrampado en las frustraciones ajenas y no puedo decirle a un autor lo que yo haría, pero está claro que el cine es un trabajo de 100 personas, el cine no es del actor, pero el teatro sí y siempre he hecho lo que me vino en gana", concluye.
Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)

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