Dramaturgos del hazlo tú mismo




En un ambiente de crisis omnipresente “the show must go on” (el espectáculo debe continuar) y llega la gala de los Premios Max, los Goya de la escena teatral, que este año se celebran en Madrid donde parece cuajarse la nueva generación de dramaturgos y directores teatrales españoles, dispuestos a sobrevivir contra viento y marea. Tres madrileños son los finalistas a mejores directores de escena: Blanca Portillo, por La Avería, Alfredo Sanzol, por Días estupendos, y Miguel del Arco, por Veraneantes. Todos de la misma quinta, todos con proyectos de éxito, todos en la capital y todos abocados al lema de Juan Palomo (yo me lo guiso, yo me lo como), ante la “falta de apoyo institucional a la cultura, en general, y al teatro en particular”, en palabras de Del Arco. EL PAÍS mantuvo una conversación a tres bandas con ellos para pulsar los ánimos antes de la ceremonia de entrega de premios que se celebrará el lunes en el Teatro Circo Price.

Las ideas van cayendo como con el deshielo. Primero gota a gota y luego a borbotones. Y varios son los lugares de encuentro en el análisis escénico y escenificado de estos tres directores madrileños. Se sienten parte de una nueva generación de dramaturgos que se caracteriza, no sólo por estar entre los 30 y los 50 años edad, sino por poner el énfasis en el trabajo actoral —los tres han sido actores antes que directores de escena— frente a la pasada era de los “directores estrella”; por sacar adelante los proyectos a pulso, con recursos propios y sin esperar a que suene ningún teléfono; por un férreo compromiso con el trabajo y por una clara voluntad de dignificar “la profesión”. Y, por último, coinciden en su gran ambición: crear un discurso propio, una dramaturgia propia, una identidad teatral que sea exportable, porque, hoy por hoy, los tres suscriben que “el teatro español en Europa es cero y que, desgraciadamente, el futuro de la escena en estos momentos está en Barajas”.

» Madrid, centro de operaciones. Portillo (1963), Sanzol (1972) y Del Arco (1965) son nacidos y residentes en la capital, donde trabajan desde hace años… “En este erial que estamos conformando, la única salida posible parece estar en Barajas, y vamos confluyendo en Madrid, donde parece haber alguna oportunidad”, se arranca Del Arco. “Estás donde supuestamente tienes más posibilidades de hacer cosas”, apunta Portillo. La capital se ha convertido en el centro de operaciones de los tres. También Sanzol, que estudió en Navarra, eligió la capital para iniciar su carrera teatral. “En Pamplona estaba claro: o te venías a Madrid o te ibas a Barcelona, y uno de cada 50 acababa en París. Y eso es lo que sigue habiendo en España, aunque se hagan cosas muy interesantes en Sevilla o en Bilbao".

» El galardón. Alfredo Sanzol y Miguel del Arco han sido galardonados ya con premios Max en sus facetas de autor y director en anteriores ocasiones. Pero Blanca Portillo debuta en estas lides. “Al ser un premio que te dan los compañeros, hace mucha ilusión, tiene una connotación de agradecimiento”, dice Sanzol, con el asentimiento de Del Arco. En el caso de Portillo, al tener mucha menos trayectoria como directora, le hace una especial ilusión: “No lo habría imaginado ni esperado en ningún momento. Y que, de repente, los compañeros digan ‘oye, me gusta’, me hace una ilusión especial”.

» ¿Una nueva generación de dramaturgos? En los últimos tiempos, se ha hablado insistentemente de “los nuevos dramaturgos”. De que jóvenes directores teatrales están tomando el relevo de los anteriores. “Se nota que hay mucha gente de nuestra generación con una afición a las artes escénicas que yo no veía en la gente mayor que yo”, apunta Sanzol. “Al final, nosotros salimos también de ese público, hemos convertido afición en profesión. Es importante no perder esa perspectiva de ser audiencia potencial de tus propias creaciones”, insiste del Arco.

Y cuando llega el momento de afinar y de describir los rasgos que caracterizan a esa nueva generación… “Hay un compromiso muy grande con el trabajo del actor, y con la creación de una dramaturgia propia, de un discurso propio”, lanza Sanzol. “Yo sí creo que hay un claro relevo generacional, que no tiene nada que ver con la edad”, apuntala Portillo. “Los tres somos actores y trabajamos en contacto con ese mundo porque sabemos que es de ahí de donde emana todo. Trabajamos de otra manera, la idea del director estrella ya ha desaparecido, esa figura que parecía que estaba por encima del bien y del mal y que venía a descubrirte. Ahora nos acercamos a los actores de otra manera, al dramaturgo, al autor o al iluminador”, explica la actriz. “Generamos los proyectos de otro modo”, interviene del Arco. “Siempre he tenido la sensación de que la profesión esperaba a que las cosas sucedieran. Parecía que un productor o un director tenía que llamar. Pero ahora hay una generación muy bien preparada, que ha estudiado mucho y que moviliza y se moviliza: actores que buscan a un director o un dramaturgo, que se pone en contacto con actores y luego con el director… Hay una efervescencia creativa poco potenciada por quien tendría que hacerlo. Porque se siguen abriendo salas pero no hay dinero para dotarlas, no hay interés por lo que está sucediendo. Y por eso nos juntamos en sitios pequeños. Blanca con su propio dinero pone en marcha La avería. Y Alfredo y yo hemos surgido exactamente igual, de la voluntad y el compromiso personal de sacar adelante el trabajo”, concluye el director de Veraneantes. Y agrega Portillo: “Ahora hay un montón de actores que se están arriesgando a hacer cosas a título personal”.

» Exportar. La conversación discurre ya a borbotones y la efervescencia es verbal. “Nosotros lo que necesitamos es salir, tendríamos que salir de España, porque en Europa el concepto que se tiene del teatro español es cero”, dice Sanzol. “Cero”, repite Portillo. “No se apoya desde aquí”, comenta del Arco. “Nos dicen cosas como ‘tu teatro tiene mucho texto’, cuando aquí llegan magníficas funciones en ucraniano que se ven con subtítulos. ¿Porque no se hace lo mismo con las escritas en español, que es un idioma internacional?”, se pregunta. Y habla de “pudor paleto, de no saber exportar lo que se tiene”. Blanca Portillo resuelve: “Yo me estoy planteando abrirme, Barajas, tengo la necesidad de hacer algo en donde intervengan actores de otros países y que salga fuera”.

» Diálogo con las instituciones. “A mí, particularmente, nadie me ha preguntado”, lanza del Arco cuando se habla de la relación con los organismos públicos. “Esa interlocución no existe”, añade. “Los responsables de las instituciones deberían empaparse de la situación y no contribuir a demonizarnos como si fuéramos gente que vive del cuento”. Sigue Portillo: “Hay falta de interés, porque aquí, si importara, se tendría que mover desde el Ministerio de Asuntos Exteriores al de Cultura y Educación. El teatro es perfectamente exportable, porque es un sello de identidad e ideológico”. Y el colofón lo pone Del Arco: “La realidad es que tengo una función nominada a los Max en muchas candidaturas, pero tengo que cerrar en mayo porque no hay contratación”.


Una gala de los Premios Max enfocada al público familiar

Las artes escénicas enfocadas al público familiar serán el hilo conductor de la gala de los XV Premios Max, que tendrán lugar el 30 de abril en el Teatro Circo Price de Madrid a partir de las 21.00 y que se retransmitirán en La 2 de TVE a partir de las 22.00. Organizados por la Fundación Autor de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), estos galardones que se han consolidado como el reconocimiento más amplio del mundo escénico en España. La ceremonia de entrega de los Premios Max estará dirigida por la actriz y maestra de ceremonias Petra Martíne. Óscar Millares, director de los Max, expone que “la voluntad, desde que comenzaron estos galardones, es que las artes escénicas encuentren un altavoz más para expresarse, un sitio donde resaltar el talento de los creadores y de todos los profesionales, y un punto de encuentro entre ellos. Y en esta edición de contexto difícil hemos querido acentuar algo en lo que insistimos en cada edición: la complicidad con un público cada vez más plural y crítico”. En esta edición, los candidatos al premio Max a la mejor dirección escénica son dos madrileños y una madrileña: Blanca Portillo, por La avería, Alfredo Sanzol, por Días estupendos, y Miguel del Arco, por Veraneantes.

Fuente: Patricia Ortega Dolz (www.elpais.com)

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