El noble oficio (casi oficio) de escribir teatro

Fuente: José Luis Romo (elmundo.es)
Que una función cumpla las 1.500 representaciones es, a día de hoy, casi un milagro. 'Toc, Toc' ha logrado mantenerse un lustro en la cartelera madrileña capeando la crisis. Quizás su secreto es que es una "comedia sexy", así califica Julián Quintanilla, responsable de su libreto en español, a esas "obras que quiere ver el público y aú no le han ofrecido".
Formado en una escuela parisina de guionistas durante más de siete años, Quintanilla es un experto en este tipo de obras. Lo ha vuelto a demostrar con 'Locos por el té'. En su etapa parisina tuvo tiempo para saber cómo funciona el mercado escénico internacional. "París y Londres son el centro de todo. Si triunfas allí se te abren las puertas de todos los países. Madrid también es importante, pero menos. Buenos Aires es la llave para los países latinoamericanos", explica.
De Francia no sólo se trajo las sólidas técnicas para la escritura que le han hecho triunfar con 'Toc, Toc' o 'Locos por el té', sino también un respeto por la figura de los dramaturgos no tan común en España. Así pues, hace dos años fundó Q de Quintanilla, la primera agencia española destinada a velar por los intereses de los autores de teatro españoles. Entre sus filas cuenta con algunos de los dramaturgos mas respetados de nuestra escena: Miguel del Arco, Jordi Galcerán, Ernesto Caballero o el histórico José Sanchís Sinisterra.
"Comparado con Francia, en España no había ninguna agencia que apoyara la promoción y gestión de nuestros autores. Después del éxito de 'Toc, toc' pensé en esta empresa que podía ayudar a expandir nuestra cultura. En el tiempo, que llevo me he dado cuenta de que nuestros dramaturgos son reclamados en medio mundo. Pero se tiene que facilitar a los productores extranjeros que lleguen a ellos", cuenta.
Sin duda, el número uno a la hora de cruzar nuestras fronteras es Jordi Galcerán. "Recuerdo que una vez estando en Estonia, vi la cartelera de un teatro y allí se representaba a Shakespeare, Moliére, Chéjov y Galcerán. Aluciné. Es el orgullo nacional. En toda América Latina lo representan". Pero tampoco hay que olvidarse de Juan Carlos Rubio, un autor y director que quizás no sea tan famoso como otros compañeros pero cuyos textos también han pegado fuerte más allá de la península. "Ahora mismo, se preparan funciones suyas en Francia y Alemania. Ya ha estrenado en países del este de Europa, Reino Unido, y en un montón de países latinoamericanos: México, Venezuela, Puerto Rico, Costa Rica, Argentina...".
Para la internacionalización de nuestros autores, Quintanilla insiste en la importancia del trato de primera mano con los productores foráneos. "Si me piden alguna obra de determinadas características, yo sé cuál le puede ir mejor del repertorio que tenemos". Su sueño en este sentido sería ver a algún autor español contemporáneo estrenando en Broadway. "Ahora, es un mundo muy cerrado. Sólo una autora no anglosajona ha podido estrenar alli en los últimos años: Yasmina Reza"
La cuestión es: ¿Se puede vivir en España de la profesión de dramaturgo? "En la gran mayoría de los casos, no. Para eso tienes que tener una obra que esté mucho en cartel... y eso pasa poco. Casi todos, los autores tienen otras profesiones. Muchos se dedican a la docencia. Por ejemplo, Fernando J. López, que fue finalista al Nadal y tiene un talento enorme, es profesor de instituto".
Como explica Quintanilla ser dramaturgo es una profesión muy dura... pero compensa. "Cuando se estrena una obra y funciona es muy bonito, porque es un éxito de un montón de personas: director, productor, actores... esa alegría compartida es genial".
Sus consejos por si algún joven quiere dedicarse a esto son los siguientes: "Que estudie mucho, que se prepare y, sobre todo, que vaya al teatro y lea todo lo que pueda. Si son dos obras al día, estupendo. Que sea su pasión. Al final, el teatro te lo devuelve todo".

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