Juan Mayorga experimenta con el teatro infantil


Fuente: Esther Alvarado (elmundo.es)
Hacer una obra que puedan ver también los niños requiere del mismo afán que cuando se escribe para adultos. Juan Mayorga ya lo ha descubierto y por eso su pieza 'El elefante ha ocupado la catedral' está escrita "con la misma ambición con la que escribo textos para adultos. La considero igual de ambiciosa, pero también igual de modesta como cualquier obra de las mías".
Se trata de un primer acercamiento al teatro infantil ("pero no únicamente infantil; en realidad es teatro que también pueden ver los niños", precisa en entrevista con EL MUNDO) que surgió a raíz de un intercambio. "Mi cuñado, que es músico, tenía un piano que no usaba y mi hijo mayor quería aprender a tocar el piano, así es que se lo pedí y él a cambio quería que le escribiese una obra de teatro que pudieran representar los niños de su urbanización".
El encargo se hizo de rogar, pero finalmente la imagen que Mayorga necesitaba llegó y 'El elefante...' tomó cuerpo. "La escribí pensando en aquellos niños-actores, pero también en que pudiera ser representada por una compañía profesional de adultos", comenta. De hecho, mañana sábado se estrenará, a cargo de Zeena Producciones Teatrales, en el Centro Cultural Paco Rabal (19.00 h.).
La imagen que buscaba Mayorga era la de un elefante que, persiguiendo a una mariposa, se cuela en la catedral de un pequeño pueblo que espera una importante visita turística. El elefante crece cada vez más y más, de modo que al final resulta un problema sacarlo de allí. Para ello, los protagonistas (un fontanero y su ayudante, un cabo y un sargento...) se cuelan dentro del elefante. "El vientre del elefante es el espacio teatral mismo; un lugar para transformarse", añade Mayorga, quien no pretendió escribir un texto surrealista. "Más bien pretendía acercarme a la audacia de los niños, que son capaces de imaginar sucesos que tendrán lugar dentro de 300 años", asegura.
En un mundo en el que los críos cada vez reciben más estímulos a través de pantallas que les muestran universos difíciles de imaginar, el propio Mayorga se planteaba la duda de si eso sería un 'handicap' a la hora de crear en sus cabezas la idea de encontrarse en la panza del animal. "Ciertamente me preguntaba hasta qué punto el espectador es hospitalario a esa exigencia del texto. Es verdad que el teatro da muy poco, pero ofrece mucho después; el niño es convocado a imaginar aunque es probable que algunos niños no tengan imágenes que ofrecer para completar la escena", reflexiona.
Aunque podrían extraerse moralejas como la importancia del trabajo en equipo, la virtud del arrepentimiento y del perdón, la valoración de la mujer trabajadora y de la juventud como empuje necesario, Juan Mayorga reconoce que "en general, hay que evitar los sermones, y lo dice alguien que quizá alguna vez haya abusado del vicio de sermonear; en este caso no lo he pretendido, sólo que el teatro fuera mero goce".
Se ha sentido cómodo escribiéndolo: "Lo he hecho con la misma tensión, pero lo he gozado especialmente", asegura, y deja para pequeños y mayores una puerta abierta a la esperanza: "Quiero volver a intentarlo".

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